domingo, 29 de enero de 2012 0 comentarios

Bebe orgullo y atragántate.


"El alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada" G.A. Bécquer.

Silencio. No es incómodo pero es algo estúpido. Quiero hablar contigo y no me atrevo pues insistir no es lo mio y creo que ya lo he hecho suficiente. Las palabras se agolpan en mi cabeza. Giran. Gritan. 
Hay papeles en la mesa y las grullas de origami invaden lo que creo recordar eran unos apuntes sobre la XVII dinastía, ¿o era el complejo de Saqqara? No importa, ya nada tiene demasiado sentido en la escena que se muestra ante mi, de la que formo parte. Ya no estudio, solo miro la pantalla mientras tu nombre brilla en ella, silencioso, ¡eh! no te has tomado en serio mi comentario...¿o sí? Me gustaría preguntarte si alguna vez me has tomado en serio cuando te he dicho que te quiero, de veras me gustaría hacerlo pero, por alguna razón, se me va la fuerza por la boca y soy incapaz de tragarme el orgullo y hablarte. O quizás es el miedo lo que no puedo tragar.

-¿Quieres hacerlo?- preguntó ella.
-Sí.- susurré.
-¿Qué te retiene?
-Mi orgullo.
-Entonces ya sabes lo que tienes que hacer.
-Beber orgullo y atragantarme.
-Eso es.
-Quieres que me atragante con mi orgullo....
-No. Orgullo es lo que te falta desde que te diste cuenta de lo que sentías.- sonreí ante sus palabras. Demasiada razón en una sola frase.
-Dios...¿desde hace tanto?
-Sí...-silencio. Una pausa. Media sonrisa.- Aunque, conforme pasa el tiempo, aumenta lo que sientes y disminuye tu orgullo.
-No se si eso es bueno o malo.- mis manos se movían con rapidez dando forma a otra grulla. Mis ojos estaban fijos en la pantalla de mi ordenador.- Carecer de orgullo no es algo de lo que estar orgulloso, realmente.
-Pero tampoco tenerlo muy alto.- apuntó mientras se acomodaba en el sillón sin apartar la vista de su libro de ingles.- Tu unico problema es que estás enamorado. Lo cual no tiene porque ser un problema, todo depende.
-Depende...
-Por ahora sigues teniendo orgullo, simplemente antes lo anteponías a según que cosas. Desde eso no.
-El amor es un problema. El orgullo es un problema y yo quiero pegarme un tiro.
-No lo harás. El amor no es un problema si es correspondido.
-Yo no estoy enamorado.
-Recapacita sobre lo que acabas de decir.
-Intento concienciarme.- cerré los ojos un instante y mil imagenes pasaron por mi mente, mil momento, mil lugares, mil oportunidades.- Si lo estoy ¿por qué no lo hice cuando pude?
-Eres un caballero.- rió.- Uno de esos caballeros que no besan en la primera cita.
-Nunca he sido un caballero.
-Tampoco tan bueno e inocente. Nunca. Con nadie...hasta que llegó él.

Silencio. No vas a hablarme. Yo no quiero presionarte. ¿De que puedo hablar contigo? ¿Tengo algún tema que tratar? Ella vuelve a reirse mirándome por encima del libro fugazmente, yo le miro y medio sonrío, con molestia, con cierta burla. Algo brilla en la pantalla del ordenador. Verde intenso.

-Le gusta mi principal.
-¿Y a ti? ¿Qué te gusta?
-Su colgante.- miento.
-¿Eso le has dicho?
-Y no parece haberle sentado bien.- apunto.- O sí. No estoy seguro de que quiere decir esto...
-Dile la verdad. ¿Qué te gusta?
-Él. Me gusta él.

Silencio. Ella pasa las páginas, yo termino mi grulla. Bebe ogullo y atragántate, pienso. Pasa el tiempo y ella a terminado su libro. Yo he terminado otras grullas y tú has decidido no responder. Desapareces y vuelves. Comentas fotos e ignoras mi comentario.

-¿Y bien?
-Creo que no me cree. O no quiere creerlo.
-Déjalo por hoy, hay cosas que necesitan ser habladas a la cara.
-¿Te he dicho que le quiero?
-Demasiado.
-Lo sé.
-Y yo. Y él.

Se acabó por hoy. Tú desapareces de nuevo, yo cierro el ordenador. Vuelvo a hacer otra grulla mientras libero mis apuntes de debajo de estas. Eran sobre Saqqara. Los recojo y me pierdo en la tierra de los faraones mientras en mi cabeza sigue bailando esa frase una y otra vez: Bebe orgullo y atragántate.
 
;