domingo, 31 de julio de 2011 0 comentarios

15. Pesadilla.

Quizás todo esto sea un sueño. O quizás no. A veces no puede evitar pensar que todo es un producto de su imaginación, algo que sueña durante esas noches en las que se acuesta temprano, pues no tiene nada que hacer, y se levanta tarde, pues sigue sin tener nada que hacer. Esas noches en las que le da tiempo a soñar que ha encontrado todo lo que posee; amigos, una vida, él... No puede evitar pensar que todo puede ser un sueño. Pero no, ni siquiera aunque soñase sería un sueño. Que nada fuera real sería la peor de las pesadillas.
martes, 26 de julio de 2011 0 comentarios

14. Chocolate

14. Chocolate.

En mi casa no se comen dulces. No, en mi casa no. Pero ahora no están en su casa y cada vez que alguno de los niños quiere un dulce Sophie no duda en proporcionarselo sin problema alguno. Por eso cada vez que ve el envoltorio de una chocolatina en la papelera frunce el ceño con molestia y se pregunta cual de los niños le habrá desobedecido esta vez. En mi casa no se comen dulces. No, en mi casa no. Pero ahora no están en su casa y cada vez que Daunor le besa y nota el sabor dulce del chocolate suspira interiormente. Un dulce no tiene porque ser tan malo.
sábado, 23 de julio de 2011 0 comentarios

13. Detalles.

13. Detalles.

Esa es una de las cosas que más le gustan de él. Seguramente hay gente que no nota esos detalles, que los encuentra insignificantes cuando realmente son lo más especial de una relación. Esos gestos rutinarios, un beso antes de ir a clase, una frase intencionadamente hiriente hacia alguien con el suficiente valor de despreciarle delante de él o simplemente el detalle de acudir al estreno de una pelicula que no le interesa y ver esta con fanática atención solo para poder comentarla al salir.
Esas son las cosas que hacen que cada día esté más enamorado.
jueves, 21 de julio de 2011 0 comentarios

12. Vicio.

12. Vicio.

Está convencido de que no lo hace por necesidad, sino por puro vicio. Le resulta imposible concebir que una persona normal necesite cuatro o cinco cafés diarios para no dormirse. Vicio. Es puro vicio.
Por eso cuando se sienta en el sofá, a su lado, él le mira mal mientras susurra. Vicio. Es puro vicio. Daunor sonríe sin darle importancia a sus palabras y le pasa un brazo por los hombros acercándole. Entonces él se gira un poco y le besa. Bueno... todos tenemos nuestro vicio.
0 comentarios

11. Manzanilla.

11. Manzanilla.

Le fastidia enfermar. No le fastidia por el hecho de enfermar en si, le fastidia porque muy rara vez enferma, de pequeño no faltó un solo día a clase por enfermedad. Ni uno. Entonces ¿por qué tiene que enfermar ahora?
Daunor lo encuentra bastante divertido, sobre todo viendole mirar la taza de infusión con mala cara. Odia las medicinas, incluso los remedios naturales como las infusiones. Por eso es incapaz de reprimir una risa ante la expresión de asco del moreno. Y sigue riendo cuando esquiva el cojín y le besa en la frente.
miércoles, 20 de julio de 2011 0 comentarios

10. Paternidad

10. Paternidad.

No puede evitar pensar en ello cada vez que ve a Daunor con un niño cerca. Nosotros no podremos tener hijos. Nunca. No es que a él le molestara, a fin de cuentas no le gustaban los niños y tenía suficiente con hacerse cargo de sus primos tras el fallecimiento de sus tíos, era Daunor quien disfrutaba con ellos, a quien se le iluminaban los ojos y quien alguna vez le confesó que le gustaría tener hijos.
Por eso cuando le ve rodeado no niños no puede evitar pensar en ello. Quizás haya alguna forma. En un futuro...
martes, 19 de julio de 2011 0 comentarios

9. Maquillaje

9. Maquillaje.

Antes de acostarse tiene que pasar por el baño. Si es que no hay nadie ocupándolo. Y es que en esa casa, en la que viven ocho personas y en la cual solo hay un baño nunca faltan las discusiones por quien entra primero. Y eso que él solo quiere quitarse el maquillaje.
Alguna vez Daunor le ha dicho que la solución es no maquillarse. ¿Qué más da que se te vean las pecas? No tiene nada de malo. Pero para él si que lo tiene, esas pequeñas marcas en su rostro, su cuello, sus hombros y su pecho son como recuerdos de su infancia. Cada pequeña peca es un instante que quiere hacer desaparecer, una broma que quiere olvidar, una persona de la que prefiere no saber.
Solo cuando Daunor pasa un dedo por su mejilla acariciando las insignificantes motas y sonriendo Alex piensa que quizás no están tan mal. Quizás incluso podría pasar un día sin ocultarlas.
0 comentarios

8. Verano.

8. Verano.

Palma solo tiene una cosa que a Alex no le convence: la playa. No le gusta el sol, no le gusta la arena y, ante todo, no le gusta el agua.
Por eso cuando Sophie y los niños lo arrastran hacia allí él se queda bajo la sombrilla con las gafas de sol puestas observando como los crios hacen castillos de arena o como Trevor y Sophie le hacen ahogadillas a Isaak mientras Angie trepa por Daunor que le coge en brazos riendo y revolviendole el pelo.
Como una familia más.
0 comentarios

7. Inocencia

7. Inocencia.

No sabía que podía pasar algo así. Esa es su excusa y lo será siempre. No es una simple excusa para pasar de largo, es la realidad. Nunca habría pensado que podía provocarle un paro cardíaco a su amigo por un mal uso de su energía vital, era totalmente inconsciente de que sus órganos podían deteriorarse y que su artería podía tener una obstrucción. Pero no era todo tan científico como él había creído. Y era pequeño, demasiado pequeño para darse cuenta de lo que podían acarrear sus actos. Y además era improvable que pasase algo así.
Pero no le gusta hablar de ello y cuando lo hace su voz se acaba quebrando y sus ojos vagan por toda la habitación incapaz de fijar la vista en ningún sitio hasta que él se sienta a su lado en silencio y le coge la mano. Sabe que eso le calmará y sabe que ese breve apretón es su forma de darle las gracias por estar ahí. Cada vez que le necesita.

0 comentarios

6. Nintendo

6. Nintendo.

No hay muchas noches en las que Alex no juegue a la nintendo. Es un auténtico viciado a la consola, casi podría decirse que la maquina se había convertido en una extensión de él mismo. A Daunor no le molesta. No demasiado. No hasta que empieza a ignorarle. Es cuando cree que lleva demasiado tiempo jugando que se acerca a él, ya sea en la cama, en el sofá o en cualquier otro sitio, y siente como Alexandder se tensa al sentirle cerca. Demasiado cerca.
Una maldición en alemán anuncia que lo ha conseguido, le ha desconcentrado lo suficiente para ser incapaz de ganar la partida. Y el moreno se gira mirandole con reproche. Y Daunor sonrie y roza sus labios con los de él en un beso fugaz.
0 comentarios

5. Cicatriz

5. Cicatriz.

Cada mes la odia más. No puede evitarlo, es un odio irracional que aparece al mismo ritmo que desaparece el satélite de la tierra, poco a poco, noche tras noche desde la luna llena hasta la luna nueva. Es un odio que le cala hasta los huesos y destila por cada poro mientras se encierra en la habitación con agua, gasa y paciencia. Lo único que necesita para lo único que puede hacer.
Y allí permanece, sentado en silencio a su lado, cuidando que los niños no se den cuenta, intentando que el dolor mengue y cubriendo las cicatrices con gasa empapada en agua. Queriendo acortar su agonía.
0 comentarios

4. Beso.

4. Beso.

Melanie siempre se ha preguntado a que sabe. Por su cabeza ronda una y otra vez esa duda. ¿A qué sabe el profesor Himmelreich? Y como ella se lo preguntan otras tantas chicas del aula de alemán. ¿A qué sabe? Quizás a algo dulce o quizás al café que se toma antes de cada lección.

Y entonces termina la clase y el aula se vacía. Y Alexandder se acerca a Daunor, y le besa. Él podría resolver la duda de Melanie. Es sabor a Daunor. Sabe a Daunor.
0 comentarios

3. Estrellas

3. Estrellas.

Siempre le han gustado las estrellas, desde pequeño. Pero en el centro de una gran ciudad como es Berlín no se ven las estrellas. Por eso a Alex le gusta salir al balcón cuando la casa está sumida en el silencio nocturno de una madrugada veraniega y allí se queda tranquilamente, apoyado en la barandilla mirando al firmamento.
A veces, cuando Daunor se desvela y no le ve en la cama a su lado, se levanta y va hasta la puerta del balcón, sonriendo suavemente al verle allí, en completo silencio, con la vista fija en el cielo nocturno de Palma. Entonces, con un elegante gesto de su mano derecha hace que las estrellas se iluminen con más fuerza. Es en ese momento en el que Alex se gira hacia él y le mira en silencio volteandose de nuevo para clavar su vista en el cielo mientras Daunor se acerca y se apoya en la barandilla, a su lado. Y entonces sonríe agradeciendo la paz de ese momento. Un momento para los dos.

0 comentarios

2. Suspiros

2. Suspiro.

Cuando Alex se levanta cada mañana mira a su lado mientras contiene el aliento. A veces se pregunta como es capaz de dormir tranquilo con Daunor a escasos centimetros de él, boca arriba, en boxer y con esa maldita y angelical cara que pone cuando duerme. No puede aunque obviamente no le molesta, le gusta dormir con él y le gusta despertarse y verlo dormir. Cuando le mira solo puede contener el aliento un instante y soltar el aire de golpe, en un silencioso suspiro, mientras mira a otro lado y se levanta finalmente de la cama. Es lo bueno de levantarse antes que él cada mañana, que puede quedarse comtemplandole. Puede estar mirándole y admirar su hermoso cuerpo.

0 comentarios

1. Mariposas.

1. Mariposas.

A Alex no le gustan las cenas en casa de Daunor. No porque no le caiga bien la familia Himmelreich, sino porque no le gusta bailar. No, él es demasiado torpe en ese tipo de artes como para ponerse a bailar por su propio pie y las cenas en esa casa siempre terminan con un poco de baile al son de alguna música celta que ni conoce ni se molesta en conocer. Por eso cuando Sophie le saca a bailar primero se niega, luego se sonroja y acaba por resignarse hasta que un cambio de parejas hace que se encuentre bailando con Daunor.
Entonces refunfuña mientras Daunor sonríe y sin dejar de bailar se inclina para besarle haciendole sentir mariposas en el estómago, esas que siente siempre cuando lo hace. Y se deja llevar mientras siguen bailando olvidándose de que son observados por prácticamente todos los miembros de la familia que sonríen ante la radiante felicidad de los dos chicos.
 
;