5. Cicatriz.
Cada mes la odia más. No puede evitarlo, es un odio irracional que aparece al mismo ritmo que desaparece el satélite de la tierra, poco a poco, noche tras noche desde la luna llena hasta la luna nueva. Es un odio que le cala hasta los huesos y destila por cada poro mientras se encierra en la habitación con agua, gasa y paciencia. Lo único que necesita para lo único que puede hacer.
Y allí permanece, sentado en silencio a su lado, cuidando que los niños no se den cuenta, intentando que el dolor mengue y cubriendo las cicatrices con gasa empapada en agua. Queriendo acortar su agonía.
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