No sabía que podía pasar algo así. Esa es su excusa y lo será siempre. No es una simple excusa para pasar de largo, es la realidad. Nunca habría pensado que podía provocarle un paro cardíaco a su amigo por un mal uso de su energía vital, era totalmente inconsciente de que sus órganos podían deteriorarse y que su artería podía tener una obstrucción. Pero no era todo tan científico como él había creído. Y era pequeño, demasiado pequeño para darse cuenta de lo que podían acarrear sus actos. Y además era improvable que pasase algo así.
Pero no le gusta hablar de ello y cuando lo hace su voz se acaba quebrando y sus ojos vagan por toda la habitación incapaz de fijar la vista en ningún sitio hasta que él se sienta a su lado en silencio y le coge la mano. Sabe que eso le calmará y sabe que ese breve apretón es su forma de darle las gracias por estar ahí. Cada vez que le necesita.
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