jueves, 13 de octubre de 2011 0 comentarios

24. Traición.

Nunca tuvo ni muchos ni buenos amigos. A decir verdad ni siquiera tuvo demasiados amigos.
El mejor de ellos posiblemente fuera Il'ya, quien se preocupó de sacarle de casa, de enseñarle un mundo más allá de las cuatro paredes en las que consistía su hogar. Él, que le enseñó sus grupos de música preferidos, los libros que más le gustaban, los mejores rincones de la ciudad en los que crear recuerdos imborrables. Él, que le enseñó a ser el mismo, a no avergonzarse, a pensar y expresar su opinión más allá de lo que le habían impuesto en su enseñanza y educación. Él, que lo traicionó, que murió en sus brazos, en sus manos.
Su recuerdo es nítido pero amargo, le nubla la vista y le hace sentir un vacío en el estómago y una presión en el pecho que le agobia, le oprime y le convierte en ese crío asustadizo que se encontró la primera que le miró.
Ahora el verde de sus ojos se reemplaza por un azul mar que no le recuerda un mal momento, que sabe que nunca le dejará, que nunca le traicionará.
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23. Pecas

Ella las tiene, el las tiene. Cuando alguien, ilusiona o escéptico, les pregunta quien es la madre de Selene, Daunor se ríe suavemente, señala las pecas de la pequeña y acto seguido a Alexandder. Este suspira pasándose la mano por los ojos y, cuando la incredulidad empieza a agobiarle, un pañuelo por su mejilla, deshaciéndose del maquillaje y dejando ver las marquitas en su piel.
Entonces todos se sorprendes, algunos sonríen y él abraza a la niña rodando los ojos, en silencio, mientras juega con su cabello. En esos momentos no se avergüenza de sus pecas.
domingo, 9 de octubre de 2011 0 comentarios

22. Religión

22. Religión

No es que le guste, pero tampoco le desagrada. No siente hacia ello la aférrima fe de sus padres ni siquiera el moderado cariño de su primo ni curiosidad alguna. Solo lo consiente, lo soporta. Es mucho mas molesto para Daunor, criado en un paganismo grecoromano, con algún tinte oriental y mesopotámico. Algo tan alejado de su religión monoteista como el comunismo del fascismo. Por eso para él no supone un gran esfuerzo seguir la tradición judia, esa en la que, a fin de cuentas, le han criado y sin embargo es tan significativo el que Daunor haga de tripas corazón y realice el simple gesto de colocar un kipa sobre su cabeza. Porque seguir las tradiciones que aborrece posiblemente sea la más sincera demostración de amor.
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21. Sangre

21. Sangre

Siempre le a dicho que no tiene sangre en las venas, que no demuestra que realmente le importe. Él se ríe ante sus palabras y eso le preocupa conforme aparece en su mente una frase que desearía no haber escuchado nunca: "Quien no tiene celos no ama de verdad". Y esa afirmación vuelve a su cabeza, resonando, con el peculiar brillo de los pensamientos que ahogan el ánimo y el amor propio.
Solo cuando Cai le pone ojos brillantes a los que él responde de igual manera, consiguiendo así una mueca en los labios del peligris, él sonríe suavemente, guiñándole un ojo a su amigo, descubriendo al fin la sangre de la que el mago parecía carecer.

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20. Caprichos

20. Caprichos

Él también tiene, pero no lo va a admitir. Aunque en su naturaleza no se encuentre a simple vista la capacidad de encapricharse, como todo ser humano él tiene sus caprichos. Esos silenciosos que no pide y ni siquiera nombra, cosas que hay que descubrir e intuir, pequeños detalles que rara vez salen de su boca, que se dan a conocer por medio de otros. Caprichos que, cuando se los das, no son sino una muestra de que le conoces. Caprichos que él le permite solo ver un brillo en sus ojos.
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19. Latido

19. Latido.

Odia el silencio. Le resulta insoportable, molesto y aterrante. Conductor de recuerdos incómodos e impulsor de pensamientos irrelevantes, a veces dolorosos, que generalmente derivan en pesadillas que no dejan a uno dormir y lo desvelan entre gritos y sudores fríos.
Por eso, a la hora de dormir, cuando se cierran las puertas y se apagan las luces, cuando la casa duerme y reina en ella un silencio que asfixia, entonces y solo entonces, se gira en la cama y se abraza a él, pasando la mano por su cintura y apoyando la cabeza en su pecho. Y se duerme con el latido de su corazón.
miércoles, 5 de octubre de 2011 1 comentarios

18. Estudios.

18. Estudios.

Es mejor hacerlo así, con lluvia. Le gusta más estudiar con los cristales empañados, el ruido de gotas contra la ventana y esa bajada de temperatura que le recuerda vagamente a Alemania. Es mejor así, él prefiere hacerlo así. Con el tranquilo y bohemio ambiente que se respira en uno de esos días, mientras los niños juegan con el vaho de la ventana y Sophie conecta la estufa para que la habitación se caliente. Sí, es mejor hacerlo así, tirado en el sofá, con su fajo de apuntes, recostándose en los brazos de Daunor, más pendiente de enlazar su mano con la de él que en los folios que reposan sobre su regazo.
lunes, 3 de octubre de 2011 1 comentarios

17. Luna

17. Luna.

Se llama Selene y no esta muy seguro de porque está dormida encima de él. Tampoco está muy seguro de que hace en esa casa, las explicaciones que ha recibido no dejan de parecerle bizarras incluso para el mundo en el que vive, ese mundo de magia, licantropos, vampiros, ángeles, reapers, transformaciones y visiones en el que se ha visto envuelto, por el que se mueve como si toda la vida hubiese vivido en él. Con cuidado le aparta el pelo de la cara cuando Ricco y Ted se acercan a él para mirar a la pequeña recien llegada. Entonces la pequeña abre los ojos y él recuerda porque está allí, dormida en su regazo: tiene la belleza de la luna... y los ojos de su padre.
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16. Azul

16. Azul

Nunca le gustó su habitación. Esa es otra de las razones por las que no echa de menos la casa de sus padres. No le gustaba en absoluto esa habitación pequeña, axifiante, de mobiliario de madera. Pero, sobretodo, no le gusta sus paredes, ese color azul que lejos de ser cálido cada vez le ahogaba más, que le deprimía y le hacía ver las cosas aun más negras de lo que ya eran. No le gustaba el color azul. No. No hasta que se encontró con unos ojos de ese color que tanto odiaba, unos ojos que no le asfixiaban, que no le deprimían,  que daban veracidad al tradiconal significado de seriedad, conocimiento, poder, generosidad y tranquilidad que se le otorgaba al color azul. Sí...le encanta ese color cuando lo ve en los ojos de Daunor.
 
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