Hoy me levanté echándote de menos. Curioso esto de echar de menos a alguien que ni siquiera has visto ¿verdad? Pero no deja de ser cierto ni es menos real por el hecho de que no haya habido contacto físico en esta acción; es igual de cierto e igual de real que si me hubiera pasado contigo los últimos diecisiete años y ahora, simplemente, llevase días sin verte.
Es así y me he levantado con la imperiosa necesidad de decirte que ni siquiera entiendo que haces conmigo cuando está bastante claro(al menos en mi cabeza) que no me lo merezco y que no me lo termino de creer y que por eso me es tan complicado acostumbrarme a esa palabra. Pero no lo he hecho. No te lo he dicho y, por tanto, no he obtenido explicación alguna y sigo dándole vueltas como si del más interesante y complejo misterio de la humanidad se tratase.
Y sé que mañana me levantaré con el mismo pensamiento dando vueltas por mi mente y la misma sensación presionando algún punto dentro de mí. Porque extrañar no tiene brazos pero aprieta con fuerza el corazón.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Si has llegado hasta aquí deja tu opinión. Solo te tomará unos minutos y será bien agradecido.