domingo, 29 de julio de 2012 0 comentarios

A escondidas.


No es que le guste demasiado visitar las casas de sus amigos pero a veces clama al cielo por poder hacerlo.
Y es que allí estaban, en pleno diciembre, sentados en una esquina del parking al aire libre que habían acabado hacía poco, muriéndose de frío y peleando con el carbón que acababan de partir para poder fumar la cachimba y que, por alguna razón, no parecía querer encenderse.
Con cierta mala leche, y ya colmada su escasa paciencia, le arrebató a su hermano el mechero y sacó un zippo que encendió con un rápido gesto y puso bajo el carbón, intentando encenderlo bajo la mirada molesta de su gemelo.

-Podrías haberlo sacado antes, joder.
-Creía que érais mayorcitos y no necesitabais la ayuda de nadie.

Javi gruñó un poco por única respuesta mirando el reloj. Hacía horas que los mellizos deberían de haber llegado, había avisado a Miguel con tiempo y no eran personas impuntuales de modo que algo grave había tenido que pasar para que no estuvieran allí.
Salió de su ensimismamiento cuando una nube de humo con un suave olor a granada le dio de pleno en el rostro viendo, cuando esta se disipó, la sonrisa socarrona de su hermano que había conseguido encender la cachimba y le tendía ahora la manguera de esta mirándole con cierta curiosidad.

-¿Que tripa se te ha roto?- el chico respondió a la pregunta alzando las cejas con fingida confusión.- Que ¿qué hostia te pasa?
-Nada.- soltó el humo con lentitud, saboreándolo con la vista puesta en el otro.- ¿Qué me pasa?
-Eso te pregunto.
-Bleh.
-Gilipollas eres.

Esta vez fue Fran quien miró el reloj con el ceño fruncido. ¿Donde se metían los Heredia? Ya estaban todos allí, solo faltaban ellos dos.
Sacó el móvil con una mano mientras le arrebataba con la otra la cachimba a Jasper y dio una gran calada mientras marcaba el número de Julio soltando el humo justo al tiempo que este le cogía la llamada.

-¿Sí?
-Illo, ¿ande te metes?
-Ya vamos pa'llá, ahora te contamos.
-Enga, macho, que sois unas putas tortugas.- gruñó colgando y guardándose el móvil.- Ya vienen k'están emparraos.
-¿Ande están?
-Ni puta .- el moreno se encogió de hombros pasándole la manguera a su hermano.- M'an dicho k'ahora me cuentan.

Javi miró a su hermano alzando una ceja, curioso, pero se abstuvo de preguntar nada más. Estaba claro que no sabía nada y la paciencia de su hermano era muy breve de modo que era mucho mejor dejarlo estar. Ya les explicarían los mellizos el motivo de su tardanza.
Los susodichos no tardaron demasiado en hacer acto de presencia. Apenas unos cinco minutos después de colgar el teléfono Miguel y Julio llegaron al lugar acordado en silencio y con expresión tranquila, como si el hecho de que llegasen casi dos horas tarde no fuera ni extraño ni importante.

-Hola, chicos.- saludo con media sonrisa Miguel acompañado esta de un leve gesto con la mano y girándose luego hacia Jasper, abrazándole con cariño.- Hola, renacuajillo mio.

El suizo sonrió al rubio cálidamente mientras soltaba el humo girando un poco la cara para no exhalarlo demasiado cerca de su amigo.

-Hola.
-¿Y esto de llegar dos horas tarde?

Miguel se giró un poco hacia los gemelos que miraban a los dos hermanos con cierto resentimiento en sus ojos verdes.

-¿Has visto? Como las estrellas.
-Estrellas vas a ver tú como no mespliques ahora mismo porque cojones habéis llegado tan tarde.
-Oye, renacuajo, a mi me hablas bien, barrio-bajero de mierda.
-¿Quieres bronca, Heredia? Porque el que busca bronca la'ncuentra.
-Tranquilos, tranquilos.- intervino Julio con media sonrisa. No quería empezar la tarde con una bronca y si no paraban a su hermano y a Fran, cosa que ni Jasper ni Inma ni Javi parecían estar por la labor de hacer, eso sería sin duda lo que pasaría.- Hemos tenido que ayudar a nuestra abuela con la compra. Ya casi no puede moverse.
-Tsss.- Javi siseó un poco, molesto.- Y ¿os costaba mucho avisar o qué?
-Es más divertido dejaros con to la intriga.- Javi y Fran le lanzaron una mirada de odio a Miguel que solo consiguió hacerle sonreír con burla.- Yo me lo he pasao pipa.
-Yo me lo voy a pasar pipa dándote de hostias.
-K'agresivo.- el rubio soltó en una vez el humo de la calada que acababa de dar y miró alrededor frunciendo el ceño.- ¿Y Mateo?
-Viene después.- explicó Javi pasándole a su prima la manguera. Inma la cogió, dando una calada suave y pasándole el humo a Julio directamente en la boca, aprovechando para darle un buen beso.- Tenía que ir al cumpleaños de su primo o algo así.
-Y ¿a avisao? Que cabrón.- Julio se separó de Inma un poco, mirando a su hermano y sonriendo ante su queja y su falsa indignación. Lo hacía para cabrear aun más a los gemelos. Miguel lo sabía, él lo sabía, los gemelos lo sabían... todos lo sabían pero eso no evitó que los dos morenos mirasen con ojos acuchilladores a su mellizo.- Así nos deja mal a nosotros, macho.

Julio se rió un poco ante las palabras de su hermano y las miradas de odio de sus amigos. Fijó la vista en Javi mientras abrazaba a su chica. Últimamente el moreno se comportaba de forma extraña. Habría jurado que hacía unos meses se habría lanzado encima de Miguel para darle de hostias tal y como había hecho Fran, quien forcejeaba con el susodicho en el suelo entre las risas del rubio y los gritos del moreno. Sin embargo Javi no se había movido del sitio, seguía fumando tranquilo mientras miraba con diversión como los otros dos rodaban por el suelo peleándose.
Era extraño. Extraño y curioso. No es que el chico hubiese dejado de meterse en peleas y discusiones, era simplemente que se mantenía al margen cuando era Miguel el otro implicado, como si no quisiera enfrentarse a él. Volvió la vista hacia su hermano, pensando. No era por miedo, era imposible que Javi tuviera miedo de Miguel, el gemelo era más alto y relativamente más fuerte de modo que, en todo caso, debía ser el rubio quien temiera un mal golpe y no al contrario.

-¡Venga ya! ¡K'estáis amamonaos!

Fran dio un último golpe en las costillas del rubio y se puso en pie mientras este se reía suavemente en el suelo, con las manos en el costado y lágrimas en los ojos, muerto de risa.

-Ajajaja...me has hecho daño, hijo de puta.- gimió aun entre risas.- Joder...jajajajaja... auch, duele.
-Eso te pasa por capullo, la próxima vez menos coñas.
-...No, en serio...jajaja...hostia puta, Fran...dios...

Julio suspiró negando con la cabeza mientras Jasper ayudaba a Miguel a incorporarse.

-Os dije que un día os acabaríais haciendo daño, subnormales.
-Vamos a casa y que tu madre mire si tienes algo.- Javi le pasó la cachimba a su hermano y se acercó a Miguel poniéndole en pie con facilidad y haciendo que se apoyase en él. La madre de los mellizos era enfermera y su padre médico de modo que si Miguel tenía alguna herida ¿quién mejor que ellos para ayudar?- Ahora venimos.
-Nada de sexo sin mi.- apuntó Fran pasándole un brazo por los hombros a Jasper haciendo que se sentase encima suya y exhalando el humo con una sonrisa.

Tras dedicarle media sonrisa a su hermano los dos chicos se alejaron del grupo con algún que otro quejido de Miguel y alguna frase hiriente del otro chico. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos Javi miró por el rabillo del ojo al rubio.

-¿Te has hecho daño en serio o solo era una estrategia de distracción?
-Ambos. - explicó parando y mirando a su amigo.- Me duele pero no hacía falta que me llevases con mis padres.

Javi sonrió cogiendo de la muñeca al rubio y tirando de él suavemente, acercándole, atrapando sus labios en un beso suave mientras ambos cerraban los ojos y la mano del rubio se apoyaba sobre el hombro del moreno. Un beso a escondidas, de esos que no le gustan y que a la vez son sus preferidos, los que hace que se te acelere el corazón por algo más que el contacto con los labios del otro. Esos besos que rezas que nadie vea y que, en el fondo, deseas que alguien descubra.
Porque un beso en público puede ser precioso pero no hay nada más excitante e intimo que un beso furtivo.
sábado, 28 de julio de 2012 0 comentarios

Porque extrañar no tiene brazos...


Hoy me levanté echándote de menos. Curioso esto de echar de menos a alguien que ni siquiera has visto ¿verdad? Pero no deja de ser cierto ni es menos real por el hecho de que no haya habido contacto físico en esta acción; es igual de cierto e igual de real que si me hubiera pasado contigo los últimos diecisiete años y ahora, simplemente, llevase días sin verte. 
Es así y me he levantado con la imperiosa necesidad de decirte que ni siquiera entiendo que haces conmigo cuando está bastante claro(al menos en mi cabeza) que no me lo merezco y que no me lo termino de creer y que por eso me es tan complicado acostumbrarme a esa palabra. Pero no lo he hecho. No te lo he dicho y, por tanto, no he obtenido explicación alguna y sigo dándole vueltas como si del más interesante y complejo misterio de la humanidad se tratase.

Y sé que mañana me levantaré con el mismo pensamiento dando vueltas por mi mente y la misma sensación presionando algún punto dentro de mí. Porque extrañar no tiene brazos pero aprieta con fuerza el corazón.
 
;